Se hace saber …

Esta vez los caminos nos llevan hasta la villa de Cartes, en Cantabria. Se trata de una localidad enclavada en el eje del río Besaya, muy dinámica desde el punto de vista poblacional y con una historia muy fecunda que se observa en sus calles, sus torreones y sus molinos.

CARTES        En concreto, se trata de los restos de una antigua fortaleza rehabilitado recientemente como museo de divulgación de física. Este llamado torreón fue construido por la familia Manrique – condes de Castañeda y marqueses de Aguilar- en el siglo XV, para defenderse de los cercanos señores de la Vega (emplazados en la actual Torrelavega, Cantabria).  Se ha convertido en un símbolo popular , siendo utilizado su nombre para grupos de música y danzas de la zona.

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Las calles de este pueblo me traen a la memoria algunas disposiciones reglamentarias, tipo ordenanzas municipales, donde se recogen con gran minuciosidad detalles que nos permiten recrear aspectos de la vida cotidiana de los habitantes de lugares como éste hace siglos. Consultando algunas de ellas, me ha llamado la atención las ordenanzas del valle de Soba, también en Cantabria, datadas en torno al siglo XVII, de las que se han perdido algunas hojas y otras resultan ilegibles, pero que sirven para apreciar esos aspectos de la microhistoria, que se descuidan en algunos momentos, y que son los que realmente nos conectan con nuestro pasado. Aunque no pertenezcan a la misma zona, sus reglamentos son extrapolables a cualquier localidad de la región. Me llama la atención la reseña señalada relativa a las cerraduras, nuestro fondo . Dice así:

      » En lo de las cerraduras. 

        Otro sí ordenaron y mandaron, que cada y cuando que los pueblos y lugares deste dicho valle huviese algunas cerraduras de cerrar y los dueños de tales cerraduras e personas que sean obligados a cerrar, estubiendo ausentes o fuera desta jurisdición, de manera que ellos no se puedan hallar presente e cerrar sus heredades e cerraduras, que los que tubieren cargo y poder o los dueños de tales ausentes por renta o por otra cualquier vía o poder o encomendado, o el que gozare los tales bienes, cierren e hagan cerrar las dichas cerraduras todas las veces que fueren menester, ansí en los concexos e lugares dende fueren vecinos, como en los otros donde no los fueren, e tubieren las dichas cerraduras a costa de tales bienes e hacienda que tuvieren a cargo, e así acaso ninguno ni alguno no tubiere cargo de tales bienes, dicha hacienda de los ausentes que en tal pueblo, concexo o lugar donde estubiesen las dichas cerraduras, hagan cerrar e cierren a vista de fieles e montaneros, a costa de los bienes obligados a lo cerrar, hasta en la cantidad que fuere menester, pregonándolo a quien por menos lo cerrare, pueden vender de sus bienes y heredades, e tierras en público concexo sin pena alguna, hasta en la cantidad que fuere menester para las dichas cerraduras, e las dar bien cerradas e ninguno ni alguno sea osado a ir ni pasar lo contenido en este capítulo, en público ni en secreto, so pena de pagar coto e daño e más la pena que por el pueblo fuere puesta e más 200 maravedís aplicados la mitad para el pueblo donde fueren las cerraduras e ganados, e la otra mitad para el executor del concexo e más las costas» 

No me digáis que no resulta chocante una disposición así hace cuatro siglos y nos hace dar un giro diferente a este tema de las puertas y sus circunstancias. Creo que podemos asomarnos al pasado … ¿Alguien viene? … Quedamos aquí cuando vosotros queráis…

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2 comentarios en “Se hace saber …

  1. La pila de veces que he estado en este pueblo y la de veces que he visto esa puerta tan chula…pero sin la informacion que tengo ahora gracias a ti….jijijijiji

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